Cumplimiento en el régimen de tratamiento con AZT en los consumidores de drogas inyectadas HIV-seropositivos: una cuestión olvidada
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Cumplimiento en el régimen de tratamiento con AZT en los consumidores de drogas inyectadas HIV-seropositivos: una cuestión olvidada
Aunque actualmente se recomienda el tratamiento con zidovudina (AZT) para las personas infectadas con HIV asintomáticas y sintomáticas con recuentos de células CD4+ de 0.20 a 0.50 x 109/L y cifras inferiores, los datos recopilados a partir de una pequeña muestra de consumidores, actuales y pasados, consumidores de drogas endovenosas con SIDA en la región metropolitana de la ciudad de New York, sugiere que en esta población puede ser común el incumplimiento del régimen terapéutico relacionado con HIV/SIDA.
Este artículo enumera las razones de incumplimiento proporcionadas por estos sujetos, revisa la literatura general sobre el cumplimiento del tratamiento para identificar razones adicionales potenciales de la no adherencia al régimen de tratamiento AZT, y subraya algunas sugerencias para la investigación futura dentro de esta importante cuestión que induce cambios en el sistema antivírico.
Introducción
El virus de immunodeficiencia humana (HIV), que causa el síndrome de immunodeficiencia adquirida (SIDA), se adquiere perinatalmente, por transmisión sexual y por intercambio de agujas infectados entre ellos (CDI).
Los CDI constituyen el segundo gran grupo de riesgo de infección de HIV y SIDA en los Estados Unidos (CDC, 1993).
Actualmente, zidovudina (AZT), dideoxinosina (ddI) y dideoxicitidina (ddC) son medicaciones antiretrovíricas aprobadas para la terapia del SIDA.
AZT, la medicación más extensamente utilizada, se ha mostrado eficaz reduciendo la reproducción del HIV, especialmente el enzima vírico que invierte la transcriptasa, y termina la síntesis de cadenas de ADN (Volderbing y col., 1990), llevando a mejoras significativas de supervivencia tras el diagnóstico (Buira y col., 1992; Lagakos, Fischl, Stein, Lim, y Volberding, 1991; Moore, Hidalgo, Sugland y Chaisson, 1991; Whitlow, 1990), especialmente entre los que inician la terapia en las 12 primeras semanas tras el diagnóstico (Swanson y Cooper, 1990).
Además, alguna evidencia (Graham y col., 1992) sugiere que el tratamiento con AZT antes del desarrollo del SIDA mejora la supervivencia.
En comparación a los asignados a placebo, los sujetos asintomáticos que recibieron zidovudina mostraron incrementos significativos en el número de células CD4+ (Volberding y col., 1990).
Aunque el tratamiento con AZT no cura el SIDA (Fauci, 1993), el fármaco se recomienda actualmente para las personas infectadas por HIV asintomáticas y sintomáticas con recuentos de células CD4+ de 0.20 a 0.50 x 109/L e inferiores (Sande y col., 1993).
Los investigadores han prestado poca atención al tema de la adherencia al régimen de tratamiento con AZT por parte de los CDIs.
En uno de los pocos informes publicados que detallan el cumplimiento con dicha terapia entre los pacientes pobres, de minorías y consumidores de drogas de inyección, Samuels y sus colaboradores (1990) concluyeron que se puede administrar AZT a los CDIs en clínicas del centro de la ciudad con niveles de cumplimiento aceptables.
Sin embargo, el cumplimiento en este estudio se midió únicamente en términos de presentarse a las visitas clínicas, y los pacientes que se presentaron durante solo cuatro semanas se contaron como buenos cumplidores.
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