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FAQS Adicciones - CAT Barcelona

Porros

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Diferencias entre marihuana, hachís, grifa… ¿son todo porros?
El ‘porro’ contiene una sustancia química activa que actúa sobre el Sistema Nervioso Central produciendo un efecto euforizante y relajante que, a grandes dosis, puede producir alucinaciones. Dicha sustancia se llama THC (tetrahidrocannabinol) y es uno de los componentes naturales de la planta cannabis sativa (conocida con el nombre de ‘cáñamo’).

Dependiendo de la parte de la planta que se inhale o fume, el porcentaje de THC varía, con lo que también lo hace su efecto.

Cada parte de la planta recibe un nombre y tiene el siguiente porcentaje de THC:

Hojas: Grifa o marihuana 1-2% de THC.
Resina: Hachís 50% de THC.
Polen o polvo: Hachís 4-11% de THC.

¿Qué efectos psicológicos producen los porros?
Tras el consumo de derivados cannábicos (‘porros’) aparecen de forma secuencial una serie de alteraciones físicas y psíquicas, cuya intensidad varía por factores como: procedencia y calidad del producto, dosis y modo del consumo, personalidad del consumidor, estado de ánimo y ambiente, experiencia previa con la droga, asociación a otras sustancias y fundamentalmente la expectativa ante el consumo.

Después del consumo de porros aparece cierta euforia, con una sensación progresiva de bienestar corporal, hilaridad, comunicación fácil y mayor sugestionabilidad. Subjetivamente se agudizan todas las percepciones, especialmente las visuales y auditivas. Se altera la percepción del espacio y la medida del tiempo, así como la memoria inmediata. Es dificultosa la realización de tareas concretas y se alargan los tiempos de reacción.

Con el consumo frecuente de ésta droga se produce el síndrome amotivacional, que genera apatía, falta de afecto y proyecto de vida, lentificación mental, falta de interés y de ilusiones, vacío afectivo, confusión, dificultades de relación social y empobrecimiento del lenguaje y de la sensibilidad.

En algunos sujetos se pueden reproducir, bajo los efectos del THC, las alucinaciones experimentadas con el consumo de alucinógenos (LSD, mescalina, etc.). Para que aparezca esta situación es necesario que se hubiera producido en alguna ocasión anterior un consumo de alucinógenos. En otros casos, el consumo crónico de porros puede producir psicosis cannábica, capaz de interferir funciones del Sistema Nervioso Central. Generalmente, cuando el tóxico desaparece, la psicosis también.

Otros signos o síntomas que genera el consumo de porros son: inquietud, confusión, aturdimiento, desorientación, pensamiento onírico, miedo, aprehensión, alucinación, etc.

Por lo tanto, podemos observar que esta droga no es tan banal como se creía, tal vez por el desconocimiento que se tiene de ella.

Dr. Manuel Mas-Bagà, especialista en el tratamiento de adicciones y salud mental. Responsable de los tratamientos impartidos en CAT-Barcelona y autor de los contenidos de este sitio web (Revisados o actualizados el ).

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